Abstract

El artículo desea mostrar la evolución estética de Miguel Hernández desde la figura del poeta-pastor de sus inicios hasta el poeta neopopular del Cancionero y Romancero de ausencias, a través de su trayectoria ideológica. Se resalta la importancia de un poema habitualmente considerado menor, para su autodescubrimiento como poeta proletario y la fijación de una poética ética.

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Nota biobibliográfica

Jorge Urrutia

Jorge Urrutia es Catedrático Emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. Antes fue catedrático de las Universidades de Sevilla (1979-1993) y Extremadura (1976-1979). Ha enseñado como profesor estable o invitado en distintas universidades extranjeras. Ha obtenido premios y distinciones internacionales. En 1976 publicó por primera vez en España, junto a Leopoldo de Luis, la Obra poética Completa, de Miguel Hernández, que paulatinamente ampliada, lleva una docena de ediciones. También publicó por primera vez la edición completa de El hombre acecha y ha editado otras obras del poeta. Con especial dedicación al Simbolismo, ha publicado los libros La pasión del desánimo (2002), sobre la novela de 1902, Las luces del crepúsculo (2004), sobre la poesía simbolista, y Hallar la búsqueda (2013), sobre el Simbolismo español. Su último libro (2021) es El espejo empañado. Sobre el realismo y el testimonio (desde la literatura hispanoamericana). Es autor también de una obra poética traducida a varios idiomas. Correo electrónico: jurrutia@hum.uc3m.es.

Entrevista

¿Cómo llegó a conocer usted la obra hernandiana?

Mi caso supongo que es especial. Mi padre, Leopoldo de Luis, conoció a Miguel Hernández (él siempre dijo “Miguel”) en el Madrid de 1935-1936. Luego se reencontró con él en Alicante, cuando mi padre estaba reponiéndose de sus heridas de guerra en el hospital de la ciudad. Condujo a un grupo de amigos hechos allí, en el hospital y en las actividades cultuales de la ciudad a escucharlo en el Ateneo y entablo una amistas que condujo a que publicaran un librito de guerra los dos con otro poeta combatiente, Gabriel Baldrich, cuidado por mi abuelo Alejandro. Ya en la segunda mitad de los años cuarenta mi padre, junto a José Cano, y bajo la dirección de Vicente Aleixandre, prepararon los textos que sirvieron para la edición de poesía completas de Editorial Losada en Buenos Aires y para la amplia antología de la editorial Aguilar en Madrid, aunque ni los nombres de Aleixandre, cano y De Luis figuren en  los volúmenes, ignoro por qué. De modo que mi padre y mi abuelo (que venía todos las tardes a tomar café a casa) hablaron continuamente de Miguel, cuando yo era niño, en mi presencia. a morir Franco, mi padre tuvo la generosidad de pedirme que le ayudara a preparar la Obra poética completa, primera reunión de la poesía de Hernández que se hacía en España, que apareció en noviembre de 1976 y constituyó un hito histórico. Convenientemente ampliada y corregida a lo largo de su decena de ediciones, es la recopilación hernandiana más vendida y traducida internacionalmente.

¿Cuál es el legado literario de Miguel Hernández?

Nadie preguntaría por el legado literario de Goethe. El legado literario de Miguel Hernández es el que corresponde a la obra de todo gran poeta.

¿Qué aspecto(s) de su poesía sería(n) interesante(s) para investigar en el futuro?

Toda generación tiene el derecho (y muy probablemente el deber) de revisar la literatura anterior y corregir el canon. Probablemente la obra de Hernández será objeto de una selección que retenga sobre todo aspectos que se asemejen más a las tensiones que los poetas de cada época busquen tratar. Además, estimo que se producirá una mirada más atenta sobre su teatro.