Cabra sola (Poeta de Guardia)
Hay quien dice que estoy como una cabra,
lo dicen, lo repiten, ya lo creo,
pero soy una cabra muy extraña
que lleva una medalla y siete cuernos.
¡Cabra! En vez de mala leche yo soy llanto.
¡Cabra! Por lo más peligroso me paseo.
¡Cabra! Me llevo bien con alimañas todas.
¡Cabra! Escribo en los tebeos.
Vivo sola. Cabra sola
—que no quise cabrito en compañía—,
cuando subo a lo alto de ese valle
siempre encuentro un lirio de alegría.
Y vivo por mi cuenta, cabra sola,
que yo a ningún rebaño pertenezco.
Si sufrir es estar como una cabra,
entonces sí lo estoy, no dudar de ello.
Nota autobiográfica (Obras incompletas)
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
–no digo nombres–,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
–pero Dios y el botones saben que no lo soy–.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
El ciprés del cementerio (Poeta de guardia)
Yo no soy triste,
es que estoy en un sitio donde
nadie viene con tortilla.
Yo no soy triste
es que todo el que viene aqui
parece como si le faltara algo.
Yo no soy triste
y si no que se lo digan a los pájaros,
a ver
¿qué tienen los otros árboles que no tenga yo?
Yo no soy triste,
lo que pasa es que todos me miráis con tristeza.
Sociedad de amigos y protectores (Ni tiro, ni veneno, ni navaja)
Sociedad de Amigos y Protectores
de Espectros, Fantasmas y Trasgos.
Muy señores suyos.
Tengo el disgusto de comunicarles,
que tengo en mi casa y a su disposición
un fantasma pequeño
de unos dos muertos de edad
que habla polaco y dice ser el espíritu del Gengis Kan.
Viste sábana blanca de pesca
con matrícula de Uranio
y lleva un siete en el dobladillo
que me da miedo zurcírselo
porque no se está quieto.
Aparece al atardecer,
o de mañana si el día está nublado,
y por las noches cabalga por mis hombros
o se mete en mi cabeza a machacar nueces.
Con mi perro se lleva a matar
y a mí me está destrozando de los nervios.
Dice que no se va porque no le da la gana.
Todos los días hace que se me vaya la leche,
me esconce el cepillo, la paz y las tijeras,
si alguna vez tengo la suerte
de conciliar el sueño
ulula desgañitándose por el desván.
Ruego a ustedes manden lo que tengan que mandar
y se lleven de mi honesto pisito
a dicho ente,
antes de que le coja cariño.
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