Memorias de la raza negra en Pelo malo y Miriam miente
A través del análisis de los filmes Pelo malo y Miriam miente, demuestro cómo las dimensiones de la herencia colonial se perpetúan en prácticas corporales y modos de socialización en el Caribe hispanófono debido, entre otras razones, a las formas de silenciamiento impuestas a las personas negras esclavas desde el sistema de plantaciones colonial. En este sentido, mi propuesta busca explorar las tensiones que operan en estos filmes a través de los modos de representación del silencio y el disciplinamiento corporales, por una parte; y las formas de representación de la diversidad hacia las que apuntan sus narrativas, por otra, todo ello a partir de una posición que dialoga con la poética de la relación de Édouard Glissant y cuestiona la trascendencia universalista de la identidad. A partir de estas consideraciones me pregunto ¿cómo se aproximan estas películas a la idea de la diversidad? ¿En qué medida en estos filmes la raza deviene una fuerza capaz de crear nuevas formas de relación que se distancian de la identidad hacia la que nos inclina la realización histórico-empírica de la comunidad concebida como propiedad? En este sentido afirmo que la conciencia de la diversidad, de lo diferente, persiste en estas películas a partir de la reconstrucción de estos “fragmentos discontinuos” en aquellas escenas en las que, por breves instantes, la música y el baile son los medios mediante los cuales habla la memoria de la raza negra.