Despues de Trujillo no tiene un conflicto de huevo y gallina. Es un trabajo motivado por un proyecto de investigación que lo antecedía, y que empezó en septiembre de 2014. Previo a las grabaciones, hice una investigación bibliográfica sobre la arquitectura moderna, la historia de la dictadura de Trujillo, los memoriales de la resistencia, y las políticas de memoria que se han desarrollado en los últimos años. También visitamos la representación dominicana en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2014, donde Laboratorio de Arquitectura Dominicana (LAD) curó una muestra titulada Concrete Fair. Presenté las primeras líneas de investigación y casos de estudio en el ciclo de coloquios de la Cátedra de Estudios Culturales Latinoamericanos de primavera 2015 con una ponencia inicial que identificaba las preguntas a desarrollar durante el viaje de campo.

Aparte de estos objectivos y temas, y el marco histórico, que se ajustaba a la Era de Trujillo (1930-1961) y las políticas de memoria de los últimos veinte años (1995-), al llegar a Santo Domingo en mayo de 2015, varios factores determinaron el tipo de material que terminamos grabando. Teníamos un tiempo corto para la grabación (menos de un mes); un equipo mínimo de dos personas (Jorge y yo); y un presupuesto inexistente. Para ese momento también fue determinante el estado preliminar de mi propia investigación sobre este nuevo caso de estudio.

Todo esto condicionó la cantidad de material recolectada en archivo, el número de lugares que pudimos visitar; la selección de personas entrevistadas, y el contenido de las entrevistas que grabamos. Además, siendo ésta una investigación inicial, no realizamos un guión previo, ni tampoco un plan de tratamiento estético, o sinópsis temática, narrativa, o conceptual para el proyecto. Teníamos una lista de posibles entrevistados, una disposición a recopilar lo más que podíamos, y un interés especial tanto en los materiales de archivo (sobre todo el Archivo General de la Nación, donde nos abrieron las puertas hasta del depósito de las fichas de los archivos de la dictadura) como en lugares que demostrarían las complejidades de la memoria: por un lado, memoriales tradicionales y lugares de memoria oficiales, y, por otro, ruinas, lugares cuya función se había alterado.

En términos de producción audiovisual, lo que sería una pre-gira para determinar locaciones, talentos, footage de apoyo, para nosotros era la producción en sí. Lo que grabamos fue, en sentido literal, el proceso del trabajo de campo. Produjimos 14 horas de entrevistas, teníamos incontables documentos digitalizados del AGN, y mucho material de grabación nueva in situ.