Artigas, más hispana
Desde un punto de vista lingüístico, la situación ha cambiado mucho, especialmente desde los años ochenta y noventa del siglo pasado, durante los cuales se encontraba, sin mayor dificultad, a hablantes que se prestasen a hablar en su variedad fronteriza. Hoy en día, son pocos los hablantes que mantienen y transmiten a las generaciones venideras su variedad fronteriza. Para la primera generación, es decir, la que tiene aproximadamente entre dieciocho y treinta y cuatro años, las oportunidades laborales son muy escasas o prácticamente inexistentes, por lo que en la mayoría de casos se ven obligados a dejar el departamento con la esperanza de labrar un futuro mejor en la capital o en otros de los departamentos del país. Esto conduce a una despoblación entre los jóvenes adultos y, por tanto, a una irremediable ruptura de la transmisión del habla de la frontera como una «variedad de herencia», i.e. como un habla que se transmite de generación en generación y que es muy propio de la comunidad de habla en cuestión.
Piedras preciosas
Artigas es conocida por sus canteras de piedras amatistas y las exporta incluso a países como Rusia o China. A pesar de ello, y con todo lo que conlleva el duro trabajo de la extracción y el tratamiento de este cuarzo, dentro de Uruguay, el departamento es uno con las mayores carencias a nivel económico y sus habitantes se sienten los moradores de un “departamento olvidado”.
El Puente Internacional de la Concordia
La ciudad de Artigas, del lado uruguayo, y la de Quaraí, del lado brasileño, están separadas por un puente de una extensión de setecientos cincuenta metros sobre el río Cuareím. Los habitantes transitan con total libertad entre una y otra ciudad, trayendo consigo de vuelta palabras y expresiones en portugués. Otros, no obstante, optan por tomar el camino del río para contrabandear desde todo tipo de productos a caballo, ¡incluso lavadoras!
Pasión y portuñol
Existen algunos barrios o entornos suburbanos, como el barrio Ayuí, Rampla o Cala, en los que la variedad fronteriza de Artigas continúa teniendo vitalidad. Sin embargo, también en este caso se plantea la pregunta de si se trata de una cuestión de generaciones hasta que también aquí deje de ser escuchada en el fondo de las cocinas o durante los partidos de fútbol. En partidos como este, si se escucha con atención, puede detectarse alguna que otra expresión.
Paisaje de tierra roja
La particularidad de esta zona se debe a que se trata de un área con caminos «laberínticos», en los que se encuentran vecindarios compuestos de tres a seis casas, tratándose por lo general de familias, y luego, nuevamente, kilómetros de tierra roja, deshabitada, e inmensas plantaciones de tabaco. A pesar de que hoy los habitantes ya no tienen que desplazarse de a pie o a caballo, gracias a los vehículos como las motocicletas, dicha conformación conlleva que los hablantes interactúen mucho entre los que tienen cerca, sin recibir demasiado input de fuera. Este escenario conduce a que la comunicación se mantenga más «intacta», especialmente si se compara al escenario de un núcleo urbano. No llegan ambulancias a la zona, por lo que, si los habitantes de La Guayubira / La Estiba necesitan ser tratados, pueden acudir o a la policlínica (que no siempre está abierta) o ir a la ciudad de Artigas.
Portuñol como lengua materna desde la infancia
A diferencia del medio urbano, donde rara vez se encuentra a un niño o adolescente empleando la variedad de frontera, en la zona de La Guayubira / La Estiba esto sí es frecuente. Estos dibujos pintados por alumnos de la Escuela 21 reflejan el habla de esta zona.
Lazos familiares y lingüísticos
Con lo que respecta a las tradiciones y a los lazos familiares o entre vecinos, se observa como muchos de los hijos heredan costumbres y tradiciones de diverso tipo, tales como el trabajo en el campo, en las chacras, con los animales… Todo ello viene, inevitablemente, acompañado de un sistema de valores y una lengua. Por tanto, estos «herederos» son más propensos a incorporar en sus hablas la forma en la que se expresan o expresaban sus abuelos y padres. Unido a esto, está el hecho de que muchos niños tienen que ayudar a sus padres con tareas como las llevadas a cabo en las plantaciones de tabaco.
Las plantaciones de tabaco
Las plantaciones de tabaco son sin duda un «arma de doble filo» en las tierras de la Guayubira / La Estiba. La compañía tabacalera Compañía Industrial de Tabacos Monte Paz S.A obtiene la materia prima principalmente de Artigas y Rivera desde finales del siglo veinte, siendo hoy en día el sustento principal de la mayoría de las familias del medio rural que a cambio obtienen todas lo necesario para producir el tabaco en sus tierras. La «ventaja» de este negocio es que en su día reemplazó los largos meses de zafra en los que los hombres de las familias pasaban mucho tiempo fuera de casa entre cañas de azúcar. Hoy en día la familia entera ayuda en el proceso de recolecta y secado de las hojas de tabaco. El gran inconveniente de este negocio, y he ahí el «arma de doble filo», son los agrotóxicos empleados para tratar la hoja del tabaco. La mayoría de los menores que ayudan a sus padres, tíos o abuelos llegan tarde a la escuela por causa de esta actividad o, incluso peor, faltan durante días en clase a causa de la intoxicación que sufren por los productos.
El árbol de la lengua
El árbol de Guayubira (del guaraní “gua” > “árbol y «yevi» > “elástico”) es frecuenta en esta región. Aparentemente, es un árbol que cada vez se ve menos en el norte de Uruguay, pero que todavía cuenta con una notable presencia en el noroeste de Argentina, el sur de Bolivia, el sur de Brasil y Paraguay (cf. http://www.guayubira.org.uy/monte/guayubira/Guayubira.html para mayor información).